
Exposición Individual de Camila Carrillo
Curaduría por Raciel Rivas
¿Observar o ser observado? Hasta no hace mucho existía una sociedad con una tendencia extraña a explicar la observación como un acto de deseo, fruición, e incluso parafilia; y por su parte el hecho de ser observado un tipo de amenaza, subversión e incluso transgresión de los límites del "yo". De pronto, una luz incandescente apareció entre nuestras manos y los valores parecieron invertirse. Ser observado se tornó más placentero de lo imaginado y observar, en cambio, una especie de necesidad: la inversión del voyeurista.
Las relaciones humanas hoy en día entran en crisis por falta de observación. "Dejar de observar" una "story" en redes sociales parece más transgresor u hostil de lo esperado. Un sujeto consciente de no ser observado puede arrojar al aire incomodidades: ¿Por qué dejó de observarme? ¿Hice algo mal? Luego entonces, reacciones emotivas, psicológicas y fisiológicas: el conato o la consumación de un trastorno. La vieja antinomia del deseo y la necesidad cada vez se vuelve más confusa.
Camila Carrillo transita entre los límites de dicha antinomia. En esta serie intitulada "La vecina voyeur", producida durante el periodo distópico-pandémico específicamente en Colombia, la relación entre necesidad y deseo del observar/ser observado se nos torna compleja, una especie de aporía.
Camila observa, y nosotrxs que observamos lo que ella captó durante este periodo, nos genera, sin duda, emociones diversas. ¿Existe en las imágenes una transgresión o bien una exaltación del "yo"? ¿Soledad del observado o compañía indiscreta? Es difícil saberlo. El instinto voyeurista es diverso en cada caso. En este sentido, parafraseando a otro voyeurista, el artista plástico Edward Hopper, si Camila todo lo pudiera resolver con palabras, ella no tendría la necesidad de observar al mundo y fotografiarlo.
- Raciel Rivas


