La belleza de la basura
por Judith Shwartz
Comencé fotografiando la ciudad de México como cronista urbana. Mis profesiones y mis pasiones se juntaron: Ciencia Política, periodismo y fotografía. Al recorrer la ciudad, mi ojo descubrió una tarea poco vista, poco valorada y sentí naturalmente mucha empatía. Al capturar las sonrisas que saltaban de los trabajadores de la basura, los ritmos, el orden y disciplina con que juntan, recogen y la dividen, me gana la emoción, me detengo y salen las imágenes solas. Y así ya no pude dejar de ver esa maravilla, los colores, las historias, las visiones y su trabajo. Ser y sentirse vistos. El trabajo comenzó como una rebeldía por no fotografiar lo tradicional, lo esperado, lo aceptado como bello. En cambio, mi ojo y mi cámara podían visualizar esta tarea tan pura, tan natural, este campo de acción tan importante y necesario en la sociedad con otra mirada. Todos generamos basura, todos formamos parte de este ciclo pero más que un escándalo o una denuncia,  quise mostrar nuestro propio reflejo en este quehacer cotidiano y mostrarlo como algo bello, alegre y lúdico. Y así fui desarrollando mi proyecto, platicando con ellos, contándoles sobre esta idea, viendo la emoción con que me escuchaban y sobre todo saberse vistos y respetados. El trabajo se desarrolló de forma tan natural y espontánea que casi nunca dirijo las fotografías, no pido que posen, ni que sonrían. Este diálogo se da en forma tan natural y risueña, que el resultado es honesto. Esta pasión me ha llevado a que cuando salgo de viaje continúo con esta acción. Así he podido ver cómo se genera el mismo trabajo de recolección de la basura en otros lugares, otras ciudades, otros países, solo que aquí en México es un trabajo artesanal y único.
En un principio tenía un deseo de hacer una exposición, donde ellos pudieran verse, con orgullo, con respeto, con apremio. Llegó la pandemia y se detuvo mi proyecto. Las fotos estaban ahí, así que pensé, ¿por qué no hacer un fotolibro con el material que ya tengo? E inmediatamente comencé también a soñar y planear un documental que plasmara este quehacer tan estético, armonioso y musical. No sólo por la música que ellos ponen, sino que el trabajo mismo genera unos ritmos y unas melodías únicas. Hoy estamos aquí presentando la exposición y el libro. El sueño de muchos años atrás tiene lugar. Por último, quisiera mencionar que dentro del desarrollo de este trabajo, tengo ubicadas a varias personas, varios nombres, varios rostros y me encanta continuar fotografiándoles. Han pasado los años y tengo un registro de su quehacer, lo cual me hace sentir orgullosamente mexicana, de mi realidad y de mi vocación.

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