
Siempreviva
Exposición individual de Jenny Perez,
curaduría de Lesdavag
Exposición individual de Jenny Perez,
curaduría de Lesdavag
Siempreviva, curada por Lesdavag, es una exposición profundamente íntima y culturalmente resonante que sumerge al espectador en la exploración de la memoria, la identidad y la herencia desde la mirada de la artista dominico-cubana Jenny Perez. A través del uso del azúcar como medio central, la muestra traza una narrativa en la que se entrelazan la historia familiar de la artista con la experiencia migrante más amplia en Estados Unidos.
En el contexto del Caribe, el azúcar no es solo un ingrediente: es un símbolo denso de colonialismo, trabajo forzado y supervivencia. Históricamente, tanto la República Dominicana como Cuba construyeron gran parte de sus economías sobre el cultivo y exportación de azúcar, mediante el trabajo de personas esclavizadas y migrantes. Perez subvierte esa historia de explotación al transformar el azúcar en platos delicados y efímeros que contienen fragmentos visuales de su historia personal. Estos objetos evocan los platos decorativos que llenaban su hogar en la infancia, objetos que para su familia simbolizaban adaptación, esperanza y el deseo de crear un hogar en un lugar nuevo.
Un gesto especialmente poderoso en su instalación es el uso de fragmentos fotográficos de su bisabuela, quien en sus últimos años vivió con pérdida de memoria. Cada plato contiene una porción de esa imagen, como un intento por preservar lo que se escapa, resignificando los recuerdos personales en arte tangible. En palabras de la artista: “Al preservar estos fragmentos, no solo la estoy honrando a ella, sino que estoy reclamando partes de nuestra historia que estamos en riesgo de perder”.
El título de la exposición, Siempreviva, condensa el espíritu de la muestra. La flor del mismo nombre —conocida por su capacidad de conservar su forma incluso después de ser cortada— funciona como una metáfora de la persistencia de la memoria, la identidad y la herencia cultural. Esta metáfora se expande en la instalación a través de un altar inspirado en el Día de Muertos mexicano, compuesto por flores siempreviva, velas y elementos conmemorativos, acompañado por una performance en vivo que activa el espacio y profundiza la experiencia ritual.
Formalmente, la obra de Perez combina lo escultórico con lo performático, generando un lenguaje visual cargado de simbolismo. Los platos de azúcar no solo remiten a lo decorativo, sino que, al ser frágiles y perecederos, incorporan el tiempo como material. La curaduría de Lesdavag subraya este carácter efímero mediante una disposición espacial abierta, que permite al espectador circular libremente entre las piezas, generando una relación activa con las memorias que allí se representan.
En conjunto, Siempreviva trasciende la autobiografía para convertirse en un testimonio generacional. Es un homenaje a las mujeres de su familia —especialmente a su bisabuela— y a todas las historias de migración, resistencia y reconstrucción que han moldeado el tejido social de América. La obra de Jenny Perez no solo preserva la memoria: la activa, la encarna y la convierte en forma, gesto y flor. Una celebración silenciosa pero poderosa de todo lo que permanece, aún en la transformación.
Video performance por Jenny Perez SiempreViva






